Perón, en un encendido discurso pronunciado, declaro la guerra comercial a los Estados Unidos de Norteamérica. Y fue bien claro, al decir que si los americanos querían pintar sus casas de madera con el aceite de lino que hasta entonces les proveímos, tendrían que traer las mismas a la Argentina... Chanzas aparte, una gran preocupación surgió entre los asistentes, ya que la mayor parte de la maquinaria agrícola era de origen americano, y se dice que los tractores en particular escaseaban, y que era necesario ser afiliado al partido peronista para conseguir uno. Para solucionar el problema el Presidente, anuncio "los fabricaremos en nuestro país, en tres meses estará listo en marcha el primero de una gran serie". Costaba mucho creerlo.
Como a esa altura no se tenia tan siquiera idea de que tractor fabricar, y la promesa estaba lanzada, lo primero que se hizo fue una encuesta...un grupo de expertos recorrió la ruta 9 desde Buenos Aires hasta Córdoba, ingresando a cada establecimiento rural para preguntar cual era el tractor que mejor funcionaba y era mas sencillo de copiar. El mas votado fue el tractor Lanz Bulldog, de origen Alemán, producido en Mannheim, era también fabricado en Italia por la firma Landini y en Polonia con el nombre de Ursus. Las razones eran varias, ya que se trataba de un motor muy sencillo, de un solo cilindro, que trabajaba por autoencendido y que solo requería un calentamiento previo a la puesta en marcha, para lo que se utilizaba una lámpara a bomba alimentada con kerosén, eliminándose así todo componente eléctrico. Como el combustible Diesel-oíl entonces escaseaba, este tractor también ofrecía la ventaja de aceptar una mezcla preparada con keroséne y aceite usado, y hasta aceite o grasa animal. Su potencia permitía reemplazar también a las viejas calderas de vapor que se utilizaban para mover las trilladoras estacionarias de trigo y lino.
Cuando la encuesta estuvo lista, ya se habían consumido gran parte de los tres meses disponibles, de manera que había que apurar el trámite, decidiéndose entonces importar desde Uruguay dos tractores Lanz. Uno de ellos fue íntegramente desarmado y sus innumerables partes desparramadas en el piso de un galpón desocupado perteneciente a I. A. M. E (Industrias Aeronáuticas y Mecánicas del Estado), en Córdoba. Todos los industriales con posibilidades de fabricar alguna pieza fueron convocados, y a muchos de ellos se les proveyó de maquinas, materiales y herramientas.
El plazo era imposible de cumplir, claro, pero como el prestigio estaba en juego, algo había que hacer. Es así que al segundo Lanz se le reemplazo la parte frontal, único lugar donde aparecía la marca Lanz, por una fundida y maquinada localmente, que decía "Pampa – I. A. M. E. - Industria Argentina", enmarcada por una insignia que contenía un engranaje atravesado por dos alas. Completado el camuflaje al reemplazar el color azul por un llamativo anaranjado, entonces el 7 de octubre de 1952 fue puesto en marcha el primer Pampa, se lo llevo a Buenos Aires, y se lo mantuvo en marcha durante varios días al pie del Obelisco, al lado de una bandera Argentina. El pueblo, ajeno a este proceso, una vez mas se asombraba. El 31 de diciembre del mismo año se completaron 15 unidades que salieron a recorrer el país, en carácter experimental, arrastrando un arado de cuatro rejas, Efectuando exitosas demostraciones.
Luego se instalo una fabrica en una nueva planta en Estación Ferreira, el 28 de junio de 1954 efectúa su primera entrega de tractores para su comercialización, compuesta de 12 unidades.
I.A.M.E. luego del golpe militar de 1955 cambia su nombre a DINFIA (DIrección Nacional de Fabricaciones e Investigaciones Aeronáuticas).
La cantidad de tractores Pampa fabricados desde 1952 hasta 1963 es de 3760 unidades, que se vendieron a un precio inicial de $ 85.000,o llegando luego a los $ 326.000,o; inflación mediante. De todos modos, el precio estaba debajo del costo.